ciclo del conflicto en la pareja

Las 4 fases del ciclo del conflicto.

El ciclo del conflicto.

Aunque en este artículo nos enfocaremos en analizar el ciclo del conflicto desde la óptica de las relaciones de pareja, este análisis puede considerarse válido para cualquier tipo de conflicto.

El ciclo del conflicto en la pareja hace referencia a la dinámica que se presenta en cada uno de los conflictos que se experimentan en una relación.

Puede ser una relación de pareja, amistad, laboral, familiar o de negocios por mencionar algunas.

Cuando no se resuelven los conflictos en la pareja buscando acuerdos en beneficio de la relación y del bienestar común se genera malestar y negatividad que afectan el bienestar y la confianza.

Si conseguimos comprender y nos empeñamos en trabajar la forma en la que percibimos los conflictos, será más fácil resolverlos con éxito.

El ciclo del conflicto en la pareja está determinado por 4 fases principales que explicaremos a detalle más adelante.

De hecho, este llamado ciclo del conflicto no solo es aplicable a las relaciones de pareja, veremos que su utilidad va más allá.

La evidencia científica ha demostrado que las personas buscamos establecer y mantener relaciones significativas y duraderas a lo largo de nuestra vida.

Lo anterior no significa que todas las personas nos relacionemos de forma significativa y duradera.

Es común encontrar personas que se relacionan de forma conflictiva y ventajista ocasionando en los otros y en sí mismas problemas de salud mental.

Pero comencemos por establecer:

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Los conflictos son inherentes a las relaciones humanas, no debemos idealizar una relación de pareja esperando que nunca existan conflictos o dificultades.

¿Qué es un conflicto?

Podemos definir el conflicto con base en las investigaciones de Eduardo Infante publicadas en 1998 que afirman que:

“El conflicto es un proceso cognitivo-emocional en el que dos individuos perciben metas incompatibles dentro de su relación de interdependencia y el deseo de resolver sus diferencias de poder.”

De esta definición podemos inferir que:

«El conflicto se configura por una diferencia de intereses o creencias en los deseos de las personas y que posiblemente no puedan alcanzar simultáneamente.»

Es importante entender que los conflictos son inevitables cuando existe interacción entre dos o más personas.

De hecho, los conflictos surgen desde un nivel interpersonal hasta niveles sociales internacionales.

Con todo esto, buscamos ofrecer al lector pautas que le permitan comprender que el conflicto no es en sí mismo bueno o malo, positivo o negativo, sino simplemente característico de las relaciones sociales.

En otras palabras, la ilusión de experimentar una vida sin conflictos no es lógica y fácilmente se desintegra.

Siguiendo este orden de ideas, sabemos que en el curso de cualquier relación y mucho más en una relación de pareja se presentan inevitablemente desacuerdos o conflictos.

Entre las causas más frecuentes de conflictos en las relaciones de pareja encontramos:

  • Manejo del dinero.
  • Cuidado de los hijos.
  • Trabajo doméstico.
  • Ocio y tiempo libre.
  • Familia.
  • Sexualidad.
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Por mencionar algunas.

Cuando estas experiencias se gestionan de forma positiva fomentan el desarrollo personal, fortalecen la relación y la satisfacción en la pareja.

Desafortunadamente, las parejas muchas veces no cuentan con las habilidades y el conocimiento para poder gestionar los conflictos positivamente.

Por ejemplo, cuando una persona mantiene una visión idealizada de las relaciones de pareja, dificulta en gran medida la resolución de conflictos y la toma de decisiones.

También, sostener la creencia de que los conflictos en la pareja son negativos y una forma de medir el funcionamiento exitoso de la relación, suele interferir en su gestión exitosa y positiva.

Resolver los conflictos es responsabilidad de cada integrante de la relación, tal como veremos más adelante, las actitudes personales deben analizarse y transformarse si se desea mantener una relación significativa.

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Las 4 fases del ciclo de conflicto.

Los datos de estudios experimentales respecto al ciclo del conflicto en la pareja proponen 4 fases principales por las que se desarrolla un conflicto, veámoslas:

Fase I: Actitudes y creencias, el ciclo del conflicto en la pareja inicia por nuestras actitudes y creencias respecto al conflicto, es decir, la forma en la que percibimos los desacuerdos.

Veamos, Richard LaPiere en 1934 propone una definición acerca de las actitudes:

“Las actitudes, se adquieren en la experiencia social y proporcionan al organismo de cada individuo cierto grado de preparación para ajustarse de manera precisa a determinados tipos de situaciones sociales en caso de que estas situaciones se presenten”

Se cree que las actitudes tienen una influencia directa en la conducta o comportamiento de las personas, pero esta influencia no se da de forma simple o definitiva.

Por ejemplo, Bernard S. Mayer en su libro “The Dynamics of Conflict Resolution” afirma:

Las actitudes hacia el conflicto son variables emocionales que describen la forma en que manejan los individuos los sentimientos que les provoca el conflicto.

Por lo tanto, podemos decir que:

En la medida en que las actitudes influyen en los comportamientos, las actitudes hacia el conflicto influirán en los estilos con que los individuos afrontan o resuelven los conflictos.

Visto de otra forma, las actitudes y creencias que tenemos para resolver los conflictos las aprendemos a lo largo de nuestra vida, por ejemplo,

  • Aprendizaje previo acerca de los conflictos. (infancia, familia, escuela)
  • Modelos de conducta de los padres, maestros y amigos.
  • Aprendizaje en medios de comunicación.
  • Experiencias previas en manejo de conflictos.

Inventemos un ejemplo, Royana se encuentra en una relación de pareja, ella creció en una familia en la que los conflictos nunca se solucionaban mediante el diálogo franco y abierto.

De hecho, cuando sus padres tenían diferencias utilizaban recursos pasivo – agresivos para gestionar el conflicto, es decir, se dejaban de hablar y también se ignoraban por periodos prolongados de tiempo.

Esta forma de afrontar los conflictos ocasionaba estrés y ansiedad en todos los miembros de la familia y obstaculizaba la solución del problema.

De esta forma Royana aprendió en su familia que los conflictos son experiencias negativas, fuente de tensión, estrés y que se solucionan ignorando a la persona durante un periodo prolongado de tiempo.

Evidentemente Royana de forma automática o inconsciente utiliza este modelo de solución de problemas y considera que es la forma correcta de resolver diferencias.

Entonces, podemos decir que, una actitud de rechazo o temor hacia el conflicto, por ejemplo, sostener la creencia de que es indebido, malo o negativo tener conflictos, influiría en esta fase inicial del ciclo del conflicto en la pareja llevando a la persona a evitarlo mientras sea posible.

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Fase ll El conflicto, esta segunda fase de ciclo del conflicto se refiere al conflicto en sí mismo y este ocurre cuando se presentan diferencias entre las personas, puede ser con respecto a la distribución de recursos materiales, necesidades psicológicas o valores.

Ante la presencia de conflictos las personas pueden actuar movidas por la incompatibilidad de metas o por una profunda desigualdad de intereses.

Debemos desarrollar la imperiosa necesidad de convivir pacífica y constructivamente con los conflictos ya que como hemos visto estos son inseparables de las relaciones.

También, es nuestra responsabilidad buscar formas racionales para manejarlos, que nos conduzcan a resolverlos y superarlos evitando resultados negativos o perjudiciales.

El conflicto puede ser destructivo si no se resuelve o se resuelve por medio de estrategias negativas tales como la violencia.

Por otro lado, el conflicto puede ser positivo y constructivo si examinamos las diferencias que lo causan y nos permitimos resolverlas.

Una de las dificultades que se han encontrado para el afrontamiento de conflictos, es la tendencia a dirigir la atención a los componentes de confrontación, privilegiándolos sobre las posibilidades de cooperación.

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Fase lll La Respuesta, es en esta fase del ciclo del conflicto en la pareja, es en donde comienza la acción, cada persona actúa de diferente manera dependiendo de sus actitudes y creencias descritas en la fase I.

Es común que las personas reaccionemos de la misma forma ante cualquier tipo de conflicto, no solo en la relación de pareja.

Por ejemplo, siguiendo el caso de Royana, ella está molesta por que su pareja no le ayuda a lavar los platos, entonces decide responder ante el conflicto utilizando una estrategia pasivo-agresiva que consiste en ignorar la situación y retirarle el habla a su pareja.

Royana entonces lava los platos que debería lavar su pareja y no le dice a su pareja lo que le molesta y le retira el habla, no le explica nada y simplemente la ignora impidiendo así resolver el conflicto.

Además, esta actitud ocasiona en su pareja inseguridad, molestia, posiblemente no entienda lo que está pasando, y al final el conflicto se agrava.

Aunque ella piensa que esta estrategia es la correcta para resolver problemas, evidentemente no es así.

Veamos algunos estilos de afrontamiento de los conflictos:

  • Evitarlos. Esta conducta es muy común y se refiere a la tendencia de una persona a evitar, eludir, negar o aplazar cualquier tipo de conflicto.
  • Acomodación. Cuando una persona se amolda o cede a las demandas del otro, pero acomodando o amoldando su punto de vista para que coincida con el que manifiesta el otro.
  • Compromiso. Llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes en donde posiblemente ambos deben realizar algún tipo de concesión en beneficio de la resolución del conflicto.
  • Lucha directa. En esta conducta se discute ampliamente sobre el conflicto, sus causas, actitudes y generalmente las personas buscan resolverlo privilegiando sus objetivos, deseos y expectativas ignorando las necesidades o el bienestar del otro.
  • Lucha indirecta. Esta conducta consiste en poner trabas a los planes o deseos de la pareja desviando la atención del asunto central que ocasiona el conflicto.
  • Entrampamiento. Cuando una persona dirige toda su atención a defender un punto de vista extremo y defenderlo a pesar de ser difícil de defender.

Fase lV El resultado, en la fase cuatro del ciclo del conflicto en la pareja vemos que la misma respuesta, actitud o estrategia nos lleva sin lugar a duda a obtener el mismo resultado.

El resultado de un conflicto como hemos visto puede ser positivo o negativo.

Siguiendo con el caso de Royana debido a la forma en la que responde al conflicto, solamente logra agravarlo, incrementar su nivel de frustración, estrés, ansiedad y provocar sentimientos negativos en la otra persona que posiblemente no sabe lo que le ocurre a Royana.

Esta forma de actuar provoca que el ciclo del conflicto en la pareja se empeore, reforzando el sistema de creencias de Royana, es decir, la forma en cómo afronta los problemas.

De hecho, perpetuando el mismo patrón de conducta o respuesta ante la presencia de algún conflicto.

Cómo mejorar la resolución de conflictos en la pareja.

Mejorar la forma en que se resuelven los conflictos en la pareja no es un proceso fácil, se necesita determinación, disciplina y compromiso con el bienestar de la relación.

Este proceso inicia en forma personal, cada una de las partes debe asumir su responsabilidad en la gestión de los conflictos.

Tal como hemos visto en el ciclo del conflicto, la primera tarea que debemos desarrollar para mejorar en la resolución de conflictos es tomar conciencia de nosotros mismos.

Lo primero que debemos hacer es analizar la forma en como respondemos ante un conflicto, que sentimientos nos ocasiona, la forma en la que los percibimos y nuestras creencias al respecto.

Enseguida debemos mantener buena disposición para experimentar nuevas formas de afrontar los conflictos, transformar nuestras creencias negativas y estar abiertos la crítica.

Desarrollar nuevas habilidades que nos permitan realizar un afrontamiento de los conflictos de forma positiva generando propuestas, siendo empáticos, y buscando siempre el bienestar mutuo.

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Acudir a sesiones de terapia de solución de problemas te ayudará y capacitará con nuevas habilidades de gestión de conflictos.

En Resumen.

Para gestionar un conflicto de forma exitosa siguiendo el modelo del ciclo del conflicto, es necesario que cada persona evalúe sus creencias previas acerca del significado y la forma en como suele reaccionar ante la situación conflictiva.

De hecho, las experiencias previas de cada persona en situaciones en las que se experimentan desacuerdos pueden hacer que se prolongue el llamado ciclo del conflicto en la pareja de forma positiva o negativa.

Diversos estudios han demostrado que las personas que cuentan con una pareja de apoyo, empatía, respeto, afecto y cariño, superan con mayor facilidad eventos estresantes.

Las 4 fases del ciclo del conflicto en la pareja nos pueden servir como una guía para evaluar y reconocer nuestra forma de solucionar problemas.

La idea principal del ciclo del conflicto en la pareja es invitarnos a reflexionar acerca de nuestras actitudes y creencias utilizadas en para encontrar soluciones.

Iniciar terapia de pareja es una excelente oportunidad para aprender a gestionar conflictos de forma adecuada.

Otra opción es acudir a psicoterapia de forma individual, los resultados individuales pueden influir positivamente en la relación.

¿Tú que piensas acerca de los conflictos con tu pareja?

¿Ves los conflictos en la pareja como una oportunidad de comprender y apoyar a tu pareja o como una carga difícil de resolver?

¿Cómo se resolvían los conflictos en tu familia?

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Fuentes de consulta:

Creasey, G. y Ladd, A. (2005). Representaciones de apego generalizadas y específicas: roles únicos e interactivos en la predicción de conductas de conflicto en relaciones cercanas. Boletín de personalidad y psicología social, 31 (8), 1026–1038. https://doi.org/10.1177/0146167204274096

Domingue, R., & Mollen, D. (2009). Attachment and conflict communication in adult romantic relationships. Journal of Social and Personal Relationships26(5), 678–696. https://doi.org/10.1177/0265407509347932

Arocena, F. A. L. (2005). Actitudes y comportamientos en las situaciones de conflicto. Enseñanza e investigación en psicología10(1), 117-126.

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1 comentario en “Las 4 fases del ciclo del conflicto.”

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