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Cómo vencer el miedo

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En este artículo, analizaremos cómo vencer el miedo, además de su influencia en la conducta y por último revisaremos diferentes estrategias para superarlo.

El miedo, tal como veremos más adelante puede desencadenar conductas de evitación que influyen en nuestra capacidad para solucionar con éxito desafíos cotidianos.

Además, incide en el desarrollo de diversos trastornos mentales.

¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción.

No olvidemos, que las emociones son producto de cambios desencadenados por nuestro cerebro y nos impulsan a prestar atención en la experiencia que las ha generado.

Diferentes teorías consideran que es una emoción básica y se relaciona con procesos de evolución y adaptación.

Las investigaciones han demostrado que las emociones básicas están presentes en todas las personas.

Entonces, el miedo es una perturbación del estado de ánimo.

Se produce cuando experimentamos un peligro o una amenaza que puede ser física, mental, emocional o social.

Es una emoción que puede alcanzar gran intensidad.

El miedo se considera una emoción básica, son seis las emociones básicas o universales:

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Cómo vencer el miedo | Neuropcion Centro Psicológico

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¿Cuál es la función del miedo?

El miedo es un mecanismo de defensa, provocado por situaciones específicas,

Funciona como una alarma psicológica, dando aviso de amenazas para la integridad física, la seguridad y el bienestar de la persona.

Se acompaña de sensaciones de inseguridad, ansiedad y desconfianza.

De hecho, es la respuesta de nuestro organismo, para restablecer el estado de ánimo habitual que se ha perdido, provocando que nos alteremos de forma física, emocional y psicológica.

De forma general, la función del miedo es la supervivencia.

Activar mecanismos de escape o evitación ante situaciones peligrosas.

Incrementar la capacidad de nuestro organismo para reaccionar con velocidad e intensidad.

Ante el miedo, nuestra atención se focaliza en la situación que lo desencadena modificando nuestra conducta.

La intensidad de las reacciones, el grado de activación y la vulnerabilidad al pánico varían de una persona a otra.

Diversos estudios, señalan que esta emoción desencadena cuatro posibles reacciones.

  • Huir.
  • Luchar.
  • Inmovilizarse.
  • Someterse.

La conducta de lucha o huida es la respuesta habitual ante situaciones de peligro.

¿Cuáles son las fases del miedo?

El miedo influye en la respuesta conductual de todas las personas.

Ahora bien, en función de su intensidad se han propuesto las siguientes fases:

Fase de Cautela: la persona está atemorizada, pero domina sus respuestas, aunque está en estado de alerta.

Fase de Angustia: En esta fase el grado de temor aumenta y se entremezclan emociones dando como resultado la desesperanza.

Fase de Pánico: La persona pierde el control, no regula su conducta y se dan impulsos motores.

Fase de Terror: Siendo el grado máximo de miedo, contando con parálisis motora, conservando únicamente las funciones neurovegetativas.

A lo largo de la vida, hombres y mujeres experimentamos situaciones temidas que varían con la edad.

En otras palabras, con la edad desaparecen algunas situaciones que nos provocan temor y aparecen otras.

Muchas veces, están relacionados con la adaptación a las cambiantes demandas del medio en el que nos desarrollamos.

El miedo es el motor fundamental de la conducta.

De él provienen cada una de las respuestas de nuestro organismo para intentar ubicarse en una nueva situación de paz o equilibrio.

Se han realizado estudios cuyos resultados han demostrado la existencia de cuatro situaciones básicas generadoras de miedo:

  • Miedo a la muerte o a la enfermedad.
  • Miedo a la soledad o al abandono.
  • Miedo a las carencias o a las necesidades.
  • Miedo al castigo o a la venganza.

El miedo es un mecanismo de defensa ante la presencia de situaciones que ponen en riesgo nuestra integridad física, psicológica o emocional.

¿Cuáles son las estrategias de evitación?

Las estrategias de evitación son todos aquellos comportamientos dirigidos a evitar el afrontamiento de alguna situación.

Las conductas de evitación se orientan más a regular la emoción o a escapar, huir o bloquear la situación que pudiera activar sus consecuencias negativas.

Vamos a enfocarnos en dos tipos de estrategias de evitación: cognitivas y conductuales.

Veamos algunos ejemplos de cada una:

Estrategias de evitación conductuales:

Retirarse de la situación temida.

No desarrollar algunas actividades.

Guardar silencio.

Usar drogas o bebidas.

Estrategias de evitación cognitivas:

Bloquear los pensamientos.

Negar la situación.

Justificar conductas de otras personas,

Atención selectiva o inatención.

No podemos negar que existen situaciones ante las cuales lo mejor o lo único que podemos hacer es evitarlas, huir o escapar.

En tal caso adoptar estrategias de evitación es lo correcto.

El problema comienza cuando adoptamos estrategias de evitación ante situaciones que deberíamos resolver o adaptarnos.

Y es que el uso de este tipo de estrategias tiende a convertirse en hábitos de vida que afectan nuestra salud mental y son difíciles de modificar.

Veamos un ejemplo:

Desde hace tres años, Eleazar experimenta problemas de pareja, se siente insatisfecho, frustrado y molesto.

Considera que las actitudes de su pareja son egoístas, controladoras y manipuladoras.

Hace tiempo intento hablar y establecer acuerdos, pero solo consiguió que su pareja se enfadara y negara la situación.

Desde aquel día, Eleazar comenzó a justificar la conducta de su pareja, guardar silencio y de alguna forma negar la situación.

A pesar de que las actitudes de su pareja se han incrementado, Eleazar ya adquirió el hábito de usar estrategias de evitación.

Esta conducta se ha arraigado tanto en su vida que ante cualquier situación estresante de forma casi automática utiliza estrategias de evitación.

Entonces, en este ejemplo:

¿Cuáles son las estrategias de evitación que utiliza Eleazar?

Justificar la conducta de su pareja.

Guardar silencio.

Negar la situación.

¿Por qué utiliza estrategias de evitación?

No quiere que su pareja se enoje.

No sabe gestionar los conflictos.

Podríamos decir que Eleazar tiene miedo a la soledad, al abandono.

Cómo vencer el miedo.

Para vencer el miedo podemos utilizar diferentes estrategias.

Elegir la estrategia adecuada está en función de cada situación particular.

Lo primero que debemos hacer es identificar si la situación que genera la emoción está relacionada con situaciones sociales o son exclusivamente personales.

Si está relacionado con situaciones sociales, por ejemplo:

  • Miedo a hablar en público.
  • Miedo a iniciar conversaciones con desconocidos.
  • Miedo a cometer errores.

Es señal de que necesitamos mejorar nuestras habilidades sociales.

En todo caso lo recomendable es:

1. Identificar la situación o las situaciones que lo desencadenan.

2. Analizar nuestra conducta o respuesta ante la situación.

3. Analizar a fondo nuestros pensamientos o ideas acerca de la situación.

4. Cuestionar nuestras ideas.

5. Investigar los componentes o las conductas que intervienen en la habilidad social.

6. Determinar las áreas a mejorar.

7. Iniciar alguna practica de relajación.

8. Entrenar nuestra conducta frente al espejo o hacer video grabaciones.

Ahora bien, si no se relaciona con situaciones sociales, por ejemplo:

Miedo a la obscuridad.

Miedo a las alturas.

Podemos recomendar:

1. Identificar la situación o las situaciones que lo desencadenan.

2. Analizar nuestra conducta o respuesta ante la situación.

3. Analizar a fondo nuestros pensamientos o ideas acerca de la situación.

4. Cuestionar nuestras ideas.

5. Iniciar alguna practica de relajación.

6. Realizar ejercicios de afrontamiento, puede ser con los ojos cerrados imaginar que estamos ante la situación.

7. Afrontar la situación de forma gradual.

Estas son algunas prácticas generales para afrontar miedos.

En todo caso recomendamos valorar la posibilidad de acudir a psicoterapia.

Antes de iniciar cualquier entrenamiento para vencer los miedos es fundamental evaluar cada situación, determinar los posibles daños a nuestra integridad.

Tal como hemos visto, hay situaciones en las que lo mejor que podemos hacer es huir, escapar o evitar.

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